las Batuecas es un angosto
valle, cercado por escarpes y de difícil acceso, en los últimos confines de la
provincia de Salamanca, en el límite meridional con la de Cáceres. Dotado de un
particular microclima y con abundancia de aguas, tras muchos avatares de la historia, en este paradisíaco y remoto lugar se estableció la Orden del Carmelo a finales del siglo XVI, construyendo el
convento y aposentos para eremitas, tal y como han llegado hasta nuestros días,
con el nombre de Santo Desierto de San José de las Batuecas.
Está claro que los monjes que allí residen en la actualidad buscan a Dios en medio del silencio y la belleza de ese fascinante paraje y para ello se sirven de alguna que otra receta culiniaria que ayuda en esa búsqueda. Esta del potaje conventual hemos comprobado que, efectivamente, te aproxima a la divinidad.
Por su simpática redacción y con el debido respeto a sus autores, nos permitimos su transcripción:
"Las verduras y las legumbres son parte
indispensable en nuestra mesa. Durante el invierno, una vez a la semana, este
sencillo potaje aparece en nuestro refectorio haciendo las delicias de frailes
y huéspedes. Cuando nuestro padre provincial nos visita en invierno le solemos
obsequiar con este plato, al que añadimos en honor de su fraterna visita algo
de espinacas y bacalao al final de la cocción. ¡¡¡¡¡Le dan un excelente sabor
al potaje!!!!!
50
gr. de garbanzos por persona
1
cebolla grande y 1 pequeña
2
hojitas de laurel
1
ajo
Medio
repollo pequeño
3
puerros
6
zanahorias grandecitas
Pimentón
Harina
1
vaso -de los de vino- de vino blanco
Perejil
Se dejan los garbanzos en remojo durante
la noche. Cuando se vayan a hacer se les escurre el agua y se les añaden la
cebolla pequeña pelada y cortada en dos cascos, dos o tres dientes de ajo
sin pelar, las zanahorias peladas y cortadas en trozos, los puerros pelados y
cortados y el repollo bien lavado y cortado en trozos más bien finitos. Se le
echan cuatro pastillas de caldo de carne o de pollo, o si se dispone de algún
hueso de jamón. Se echa agua dos o tres dedos por encima de los garbanzos y se
pone a hervir (en la olla a presión 20 minutos desde el momento en que la
válvula empieza a girar).
Mientras tanto se corta la otra cebolla
en trozos más bien pequeños, se pone a pochar. Antes de que se poche se le
añaden 4 dientes de ajos, se refríen junto con la cebolla unos cuatro minutos y
se le añade el vino blanco, que se deja hervir otros cinco minutos. Se le
añaden entonces dos cucharadas soperas bien colmadas de harina, se le da unas
vueltas y se mezcla con dos cucharones de agua de hervir los garbanzos. Se deja
hervir esta pasta unos cuatro minutos y se añade a los garbanzos removiendo
bien. Se añade en este momento el perejil a gusto. Se deja hervir unos diez
minutos y ya está listo.
Trucos:
Solemos hacer los garbanzos en día anterior a comerlos, pues aumenta el sabor
de éstos. Si se les quiere echar la espinaca y el bacalao, se le añaden una vez
abierta la olla a presión y antes de echar la pasta de cebolla y harina, y se
deja cocer todo junto unos 15 minutos. Si gusta el picante se le puede poner al
potaje una o dos guindillas ¡¡¡Ya verás la diferencia!!!"